jueves, 4 de abril de 2013

Buried, de Rodrigo Cortés (2010)

Incomunicación


Buried es una película que cuenta el secuestro de Paul Conroy y cómo vive unos intensos noventa minutos. Sólo cuenta con pequeñas cosas que van a apareciendo poco a poco como un móvil que es el único nexo de conexión con el exterior y un mechero.  El director intenta mostrar un conflicto internacional.

Es una narración a tiempo real porque se muestra constantemente planos del estado de la batería del móvil al que recurre el personaje para saber cuánto tiempo le queda. Hay única secuencia dentro del ataúd donde se encuentra el protagonista, el campo. Aquí se pueden ver planos imposibles en movimiento que hacen parecer el lugar más grande de lo que realmente es, un ejemplo es un plano picado con zoom out. Se utilizan transiciones, fundidos y espacios para hacer pausas en la narración y dejar descansar al espectador de esa situación tan agobiante. Tiene una estructura rítmica, pequeñas transiciones y música que generan una mayor tensión, y precisa, a los veinte minutos da un giro argumental para seguir con una segunda línea de acción. Además hay efectividad narrativa gracias al ritmo en algunas escenas, estado tranquilo del protagonista a un estado de  alteración por la llamada del terrorista.

El director muestra el primer conflicto con las primeras llamadas que realiza el protagonista, claros signos de incomunicación que hay en la sociedad con las nuevas tecnologías y el comienzo de una representación de la burocracia e instituciones norteamericanas. El tema reflejado es la incursión de Estados Unidos en Medio Oriente. En las siguientes llamadas que realiza el protagonista siguen habiendo signos de incomunicación con los contestadores automáticos, la enfermedad de su madre, alzhéimer, esto da ritmo a la narración y aumenta la tensión. Otro tema que surge en la película es la intransigencia del FBI donde se perfila el comportamiento del Estado.

El primer punto de giro lleva a una segunda línea de acción donde cambia el tema. Los secuestradores desde el fuera de campo inmediato se ponen en contacto con el protagonista para pedirle dinero por su rescate, incremento de la tensión. Paul hace distintas llamadas encontrándose otra vez con la incomunicación de los contestadores hasta que logra hablar con el Estado, donde se muestra una actitud políticamente correcta con la utilización de términos como “situación” para quitar agresividad a lo que está sucediendo. Con una segunda llamada del secuestrador surgen temas como el 11-S y el concepto del terrorismo (tema central). En una llamada con Dan, jefe de la operación de rescate, van apareciendo distintos personajes esbozados que han desaparecido en la invasión, Mark White, gracias a él el protagonista gana confianza porque ha sido rescatado. El fuera de campo se ensancha con una imagen que manda el terrorista a Conroy, por primera vez se ve a otro personaje, su compañera, que viene directamente del exterior. Esta fotografía intensifica la acción dramática. El terrorismo y la violencia pasa de ser un tema a un acto con el video donde matan a la chica.

El absurdo institucional es otro tema que aparece criticando al sistema que deshumaniza la situación del personaje. CRT quiere deshacerse de él y de los problemas que conlleva su situación volviéndose a presentar el tema de la incomunicación. Otro punto de giro es la  última llamada del secuestrador, que debería estar muerto por un bombardeo, quien le obliga a cortarse un dedo esto aumenta la tensión de la acción. Paul descubre que Dan le ha estado mintiendo cuando le dice que han encontrado a Mark White, supuesto sobreviviente.

Esta película es una crítica al Estado Norteamericano y a la incomunicación existente por la tecnología que se deja ver claramente con la frase de Paul “¿Dónde está todo el mundo?”.






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